La primera medida en hemodiálisis consiste en una cirugía relativamente menor para generar un acceso a sus vasos sanguíneos.
Generalmente, esto es necesario realizarlo sólo una vez, ya que el acceso se mantiene en su lugar para las siguientes sesiones del tratamiento. Esta cirugía se realiza comúnmente unas semanas antes de la primera sesión de diálisis. El acceso se puede generar de las siguientes tres maneras: a través de una fístula, la que se conecta en forma directa entre una arteria y una vena, creándose un vaso fuerte que pueda soportar la inserción y extracción regular de agujas; a través de un injerto, por el cual se genera una conexión similar pero de manera indirecta por un tubo de plástico; y a través de un catéter en forma de Y, insertándose un tubo de plástico directamente en una de las venas más grandes. En el caso de que usted tenga una fístula o prótesis, al inicio de cada tratamiento de hemodiálisis se le colocarán dos agujas dentro del acceso vascular: una para permitir que la sangre fluya dentro del equipo de diálisis y otra para permitir que la sangre vuelva a ingresar a su cuerpo desde el equipo.
Su sangre es transportada a través de tubos de plástico estériles (líneas de hemodiálisis) hacia el equipo de diálisis. La parte clave de este aparato es el dializador, compuesto por una serie de finas membranas semipermeables que actúan como barrera entre su sangre y el fluido de la diálisis. Estas membranas permiten que las sustancias se muevan dentro y fuera de la sangre y así sacar las sustancias tóxicas y el exceso de agua de su cuerpo. Además, es posible que se administre medicación en este tipo de tratamiento. El circuito de diálisis mueve la sangre a razón de 200-300 ml/min, fluye a >350ml/min. Una sesión de diálisis completa dura, en general, entre 4-5 horas y se repite por lo menos 3 veces a la semana.
Durante el tratamiento de diálisis se le recomienda relajarse, aprovechando el tiempo para leer, dormir, trabajar, mirar televisión, etc. El equipo de enfermería estará muy atento durante toda su sesión de diálisis y se asegurará de que el equipo esté funcionando siempre correctamente.
La diálisis no debería ocasionar dolor, pero sí es muy común sentir cansancio luego de una sesión, un efecto secundario que puede mejorar con cambios en su dieta y ejercicio físico periódico. Durante la diálisis, es posible que sienta náuseas, mareos o que tenga calambres musculares, en estos casos siempre debe pedir ayuda a nuestros equipos médicos.